Les he echado la comida como siempre.
Para que acudan doy golpes con el bote
en el borde de la tortuguera. No sé porqué
se me ha ocurrido darle a Scooby do la
gambita con la mano. Me ha clavado la
dentadura en el dedo y he visto las estrellas.
De ahora en adelante iré con más cuidado:
las tortugas no son tan inofensivas como parece!
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